Ocio
(VI)
Sin
querer estás haciendo recuento
de
las calles de cuando las manos de las horas
sobre
todo de las horas –y te habías prometido no contarlas.
La
línea está ahí y se acerca. Lo sabes. La esperas.
Por
eso y porque tú la has dibujado, su filo es doble.
Empiezas
a mirar en sellos –me llevo eso, eso también, quizá un día me devuelva aquí.
Y
que algo tan exacto esté tan lejos de la verdad.
Que
existan gestos, por ejemplo, que se lean fronteras
a
la vez que llega el taxi, un pasaje, un libro más en la maleta.
Vienen
a invadir; no respetan.
Todo
esto que construyes final – todo signo – todo lo que hiere
esto
también desaparecerá.
No
hay duda y sin embargo has vuelto a mirar la hora –y si no fuera la última
te
dices
y
si la noche no termina.
Como irte de un país.
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