sábado, 26 de abril de 2014

RUBÉN SURO

 

Machepografia antillana

 

Soles que hinchan la piel

y vientos como cuchillas.

Harapos, riqueza -y miel

se funden en las, Antillas,

santuario igual que burdel.

 

Lenguaje franco y cordial

que sirve al bien como al mal.

 

Hombres que ganan los panes

en amargado batey,

donde explotan sus afanes

otros sin tasa ni ley.

 

Ingenio: ¡sudor suicida

y caña independicida!

 

Antillas de azúcar cande

para golosos políticos;

muchachos de panza grande

y cerebros paralíticos.

 

¡De la insular pediatría

se salta a la psiquiatría!

Pueblos que son caramelos

en paladar de unos pocos;

blancos de insulto y libelos:

desde negros come cocos

hasta salvajes en celo.

 

Ante antillano dolor,

el verso es un reflector.

 

Islas que ordeñan de fuera,

(ordeño a control remoto).

Tierras de rota bandera,

de ciclón, de terremoto,

¡de angustias azucareras!

 

La Antilla llora con risas:

¡Su sangre se va en divisas!

 

¡Archipiélago mulato!

(¡por mulato su desgracia!)

Libertad de garabato

y de rubia democracia.

¡Centenaria oligarquía

que aprieta más cada día!

 

Patrias de engaño y de robos,

para extranjera conquista;

turismo de engaña bobos;

botín del "inversionista"

que esconde dientes de lobos.

 

¡Ay nuestras tierra mulatas,

siempre a merced de piratas!

 

Países de sino adverso.

Gobiernos de baja y trepa.

¡Por la escalera del verso

sube el Hijo de Machepa!

 
(1952)

 

 

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