domingo, 20 de julio de 2014

FELIPE N. ARANA


  

Confusión de luz

 

Cuando por las noches contemplas el cielo
donde sus encajes exhibe la nube
que a veces se extiende cual si fuera un velo
y otras se repliega cual si fuera un ave,
y el rosal celeste de luces se cuaja,
un brillor intenso el espacio ilumina.
Pero no se sabe
si es fulgor que baja
o fulgor que sube.
¡Cualquiera adivina!
Porque es imposible, ¡oh, vanos antojos!
al mirar tus claras pupilas tan bellas
y al ver en el cielo tantos guiños rojos,
decir si iluminan tu faz las estrellas,
o saber si ellas
rutilan al beso de luz de tus ojos.


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