domingo, 20 de julio de 2014

LUIS PALÉS MATOS


 

La piedra

 

En su duro letargo concentrada,
Redonda, como el cráneo de un gigante,
La piedra en la vereda perfumada
Es verruga enigmática y punzante.

Quieta, sintió la alegre carcajada,
Y el temblor de la carne rozagante,
De la muchacha frágil y cansada
Que llegó con el cántaro jadeante.

La piedra suda un ansia negra y blonda.
En lo profundo de su entraña honda
Un sueño se arrebuja perezoso.

"¡Moisés, Moisés, la turba está sedienta;
Tócame con tu vara, que revienta
El manantial de líquido precioso!"

 

 

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