domingo, 31 de agosto de 2014

PEDRO GARFIAS




A Federico García Lorca



También yo quiero hablarte, Federico,

con esta ruda voz que ahora me brota

del mar de mi garganta.

El crimen fue en Granada,

dijo el maestro Antonio.

Y yo digo: en Granada fue la aurora

decidida del mundo.

Aquella madrugada

sintió el fascismo resbalar los secos

gusanos por su entraña.

Muerta estaba la noche, petrificada, lívida,

muerta la aurora igual que un agua presa,

muerta la luz en su ataúd de sombras

y muertos te mataron a tí que eras la vida

y la espiga y el árbol y la yerba y la rosa.

Viviste plenamente tu vida de poeta,

de poeta del pueblo,

y has muerto exactamente a la hora justa,

cuando tu muerte es vida para el pueblo.

Yo te lo digo, Federico hermano,

que aguardas desvelado

con el oído atento bajo la tierra pálida

el disparo de luz de la victoria.

Descansa en buena hora.

Cada obrero español, cada soldado,

tiene ya abierto por sus propias manos

su agujero en la tierra que es trinchera o es fosa.

 

 

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