Sonetos
de la Zubia. Nº 57
Porque
me vienen siempre al pensamiento
tu
esquiva condición y mi quimera, me rinde, amor, tu falsa primavera,
confundidos en mí risa y lamento.
Quisiera deshacerme en un momento
de memorias amargas, y quisiera
abolirte de la árida ladera
por la que hoy sólo hablar se escucha al viento.
Se
acercan otros labios a decirme
que
es posible olvidar, que tu alegría fue un milagro que el tiempo no renueva.
No
puedo defenderme sin herirme.
Va el
tiempo sordomudo, y todavía no sale el sol y en la llanura nieva
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