sábado, 17 de enero de 2015

SALVADOR NOVO


 

VI



Yo te aguardé esta noche con el ansia
de mirarte llegar, y de que luego
escucharas impávido mi ruego
y me dieras tu fuerza y tu fragancia.

Pero quisiste darte la elegancia
de no venir, de desdeñar mi fuego,
sin saber que recibo por entrego
leche de muchos toros en mi estancia.

Yo pensaba quererte en exclusiva;
gemir y sollozar bajo tu fuete,
brindarte mis pasiones rediviva.

Y a casa regresé —con tu billete—,
luego que una salubre lavativa
a los hijos ahogó de otro cadete.

 

 

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