Sonetos
de la Zubia. Nº 31
Atardeció
sin ti. De los cipreses
a las
torres, sin ti me estremecía. Qué desgana esperar un nuevo día
sin que me abraces y sin que me beses.
A
fuerza de tropiezos y reveses
la
piel de la esperanza se me enfría. Qué agonía ocultarte mi agonía,
y qué resurrección si me entendieses.
Atardeció
sin ti. Seguro y lento,
el
sol se derrumbó, limón maduro, y a solas recibí su último aliento.
Quién
me viera caer, lento y seguro,
sin
más calor ni más resurgimiento, gris el alma y frustrada entre lo oscuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario