lunes, 14 de septiembre de 2015

CARLOS PELLICER




"Hermano Sol", nuestro padre San Francisco

A Jaime Sabines




I

HERMANO Sol, cuando te plazca, vamos
a colocar la tarde donde quieras.
Tiene la milpa edad para que hicieras
con puñados de luz sonoros tramos.

Si en la última piedra nos sentamos
verás cómo caminan las hileras
y las hormigas de tu luz raseras
moverán prodigiosos miligramos.

Se fue haciendo la tarde con las flores
silvestres. Y unos cuantos resplandores
sacaron de la luz el tiempo oscuro

que acomodó el silencio; con las manos
encendimos la estrella y como hermanos
caminamos detrás de un hondo muro.



II

HERMANO Sol, si quieres, voy mañana
a esperarte en la sombra. Tengo el canto
que prefieres, y el cielo que levanto
desde mi pecho, te sabrá a manzana.
Quiero estar junto a ti. De ti dimana
la energía de todo lo que planto.
Tu tempestad de luz busco y aguanto
con limpia desnudez y abierta gana.

Y fui desde la ceiba que da vuelo
hasta el primer escalafón del cielo.
Canté y mi voz estremeció mi muerte.

HERMANO Sol: para volver a verte
ponme en los ojos la humildad del suelo
para que suban con tu misma suerte.


III

FRATERNIDAD Solar. Uva y espiga;
con el vino y el pan tendí la mesa.
Comenzaba la noche de una ilesa
jornada a toda suerte flor y amiga.

¡A cuánto amor el corazón obliga!
Con la frente divina su sorpresa
divina da la noche, y se profesa
con lirios la lealtad a sol y a hormiga.
Hermano Sol: mi sangre es caloría
de tus entrañas que el Poder Divino
concretó lentamente un ancho día.
Si quieres, a la puerta de mi casa
voy a esperarte. Beberás el vino
y comerás el pan. Enciende y pasa.



Las Lomas, 29 de agosto de 1948



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