sábado, 13 de febrero de 2016

ADALBERTO GARCÍA LÓPEZ



  
Nadie



Nadie, la noche, la luz del faro
y el ladrido que entran por las grietas de la pared;
nadie bebe un poco de mi sangre
siquiera; nadie ata los cordones del sueño
y desaparece el insomnio.
Esta voz que se repite: nadie.
Infranqueable, polvo de lo que se deja por el día,
palabra pronunciada por el silencio de una queja
y que escapa por el mismo resquicio
por donde entraron la luz y el ladrido.
A estas horas, en este cuarto vacío
es fácil de pronunciar,
de cerrar los ojos y pronunciarla
porque no hay temor,
porque la muerte es incorruptible
y nadie vendrá, nadie cerrará la cortina,
nadie vendrá y se acostará conmigo
y contará mi sueño y soplará el mal viento
para que no me atemorice por mi condición.
Sólo este conjunto de sombras,
esta presencia plena de presencias: nadie.



No hay comentarios:

Publicar un comentario