Catulinarias
XXXIV
Con la tibieza de tu clámide
alfombras oficioso
el paso de la corte.
Pero eres afortunado, Laméculo,
no tendrás que guardar tanto sigilo
para cuando llegue la muerte:
tu alma basta.
Con la tibieza de tu clámide
alfombras oficioso
el paso de la corte.
Pero eres afortunado, Laméculo,
no tendrás que guardar tanto sigilo
para cuando llegue la muerte:
tu alma basta.
De: Catulinarias y sáficas
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