domingo, 2 de abril de 2017

CLAUDIO PORTIGLIA




En el amor como en las matemáticas
existen los puntos prisioneros que convergen hacia el origen
y los puntos escapistas que tienden hacia el infinito
pero son los guardianes los que circunvalan los que orbitan los que trazan la frontera de la cuenca de atracción
sin entrar
sin salirse
preservando la unidad o anticipando el caos
según ese cosmos a descifrar que tanto inquieta o que tanto excita



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