Qué sombra, qué compañía
Qué sombra, qué compañía
impalpable, más cercana,
al abismo de mañana
el paso me contenía,
si está la vista vacía,
y una desierta ventana
sólo es una presa vana
de las cadenas del día.
Del tiempo, estéril contacto
con el arrepentimiento
en que se parte y olvida
la frágil ciencia del acto,
es la posesión que siento,
vacante, sobre mi vida.
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