sábado, 24 de junio de 2017

FERNANDO FERREIRA DE LOANDA




Verano



La naranja madura en silencio,
pende dorada y cae cual poema
definitivo.

Hay poemas que jamás nacen:
no fueron flor.
El águila veloz desciende
para permanecer y sobrevivir;
la sombra asusta y esconde el sol
a la víctima. Muerta,
los diminutos la diluirán
inconscientes de tiempo.
Sumados los días,
Homero se fragmentará.

Amor maduro, el verano
es la plenitud obsequiosa
a la solicitud;
el camino es el otoño,
después la muerte.

Grávidos, los frutos asoleados
dejan entrever, en sus
subterráneos, lagartijas
menudas y repugnantes.


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