La
niña sentada a orillas del lago,
Leyendo poesía de su libro Azul,
Te muestra que todo no está tan cambiado,
Están los que sueñan lo mismo que tú.
Leyendo poesía de su libro Azul,
Te muestra que todo no está tan cambiado,
Están los que sueñan lo mismo que tú.
Son
los que leyendo de un mundo de ensueño,
Mundo de romance, reino del amor,
Sienten que ellos pueden también ser los dueños
De esos sentimientos que brinda el autor.
Mundo de romance, reino del amor,
Sienten que ellos pueden también ser los dueños
De esos sentimientos que brinda el autor.
Sueñan
ser amados como en la poesía,
Por seres perfectos de muy suave voz,
Que al hablar envuelven con la melodía
Que sólo se escucha cuando habla el amor.
Por seres perfectos de muy suave voz,
Que al hablar envuelven con la melodía
Que sólo se escucha cuando habla el amor.
La
niña del lago levanta los ojos,
Viendo que la tarde ya casi pasó,
Leyendo poesía se le hizo tan corta,
Que dubitativa mira su reloj.
Viendo que la tarde ya casi pasó,
Leyendo poesía se le hizo tan corta,
Que dubitativa mira su reloj.
Con
pena, suspiros, recoge sus sueños,
Los guarda entre hojas de su libro Azul,
Y por un sendero se nos va corriendo,
Ha vuelto este mundo, de tanta inquietud.
Los guarda entre hojas de su libro Azul,
Y por un sendero se nos va corriendo,
Ha vuelto este mundo, de tanta inquietud.
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