sábado, 5 de agosto de 2017

ROSA ALCALÁ




Paramour



El inglés es sucio. Poliamoroso. El inglés
me desea. El inglés sale con chicos y chicas.
El inglés deja la cuenta del bar
abierta y nunca duerme
solo. El inglés te habla suavecito
me hace rogar. Es un poco de juego de roles
y yo no resisto una buena tentación. Tenemos una palabra clave
que siempre se me olvida. El inglés adora
los apodos. El inglés
tiene un pequeño secreto, un pasado,
otra familia. El inglés los va a abandonar
por mí. Le di una copia de las llaves
al inglés. El inglés me trae flores
robadas de una tumba.
El inglés me envía mensajes, se mete
por emojis, me envía selfies,
No Apto Para Menores. El inglés tiene reglas
pero acepta citas de último minuto. El inglés
hace llamadas para un polvo seguro. El inglés me tiene jadeando.
Cuando era más joven, mis padres me dijeron
queremos a ese inglés fuera de nuestra
casa. Si te vas con ese miserable,
no vuelvas. Dios-mediante––dije––
en el lenguaje de la Inquisición. Me arranqué
por la ventana, pero siempre me terminaban
pillando. El inglés tenía un cacharromóvil
que la llevaba. Ahora mi madre chochea
con nuestros lindos bebés. Juntos
el inglés y yo escribimos el obituario
de mi padre. Cuantas veces le he dicho que se acabó,
y el inglés solo se ríe
y dice, órale, güerita, vamos por comida
china. Siempre terminamos
en un hotel lujoso donde damos
nombres falsos, y al agachar la cabeza
para escuchar la respiración de mi amante,
sueño con Sam Patch hundiéndose
en el agua: el inglés me dedicó
un poema
que no era suyo.



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