martes, 28 de noviembre de 2017

ÁNGEL CARLOS SÁNCHEZ




Adormecidas palabras sueñan despertar



1

Éste es un poema de bajo presupuesto
o quizá es un sueño que ha pasado de moda
aunque tiene sus misterios igualmente:
advertimos que a falta de metáforas
le hemos puesto vidrios de colores,
un espejo algo viejo, deslucido,
una nube muy blanca
y un pequeño cacto casi seco.
A falta de un buen ritmo
repetimos una y otra y otra vez
la palabra silencio
y a cada rato usamos el qué,
muchos artículos, la “i” griega.
El libro del que forma parte
no llegará a tener la cantidad
de cuartillas que exigen en los premios.
Por otro lado, importa poco:
quién sabe cuáles
sean realmente los criterios
para asignarle esos dineros a uno sólo.
Igualmente es poca la poesía
para gastarla así,
por algunas monedas de plata.
Ya se dan cuenta
que recurrimos sin temor hasta a la prosa.
Lo importante es que el poema
tendrá en algunos lados agujeros suficientes,
no para admitir por ellos
el flujo de la luz o la belleza
sino para que permita ver
cómo hasta la palabra más reseca
es capaz de mostrarnos el mundo.


De: “Sueños de bajo presupuesto”



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