III
Lucía
tiene oscuros ojos chinos y el cabello negro.
Odia
los domingos y los días de lluvia,
pero
odia mucho más el humo del cigarro.
Su
cuerpo, patria justa de mis manos,
es
morena tarde que termina;
así
también de oscura su nostalgia.
Su
atuendo, que ha cambiado
de
acuerdo al frío de esta ciudad tan grande,
aumenta
en mi el deseo.
Le
cuesta trabajo andar en metro,
dice
que la mirada de los hombres
se le
pega a la ropa,
por eso
se desnuda en cuanto llega a casa.
Se
pierde fácilmente en todas partes;
si la
dejara en medio de un centro comercial
le
costaría trabajo encontrar la puerta de salida.
Es de imaginar
que nuca me separe de ella.
Se
vuelve, si razón, loca de celos,
y a
veces llora después de hacer el amor,
un poco
como la primera vez,
donde
la piel nos regalo su nacimiento.
No sé
por qué lo hace,
qué
lucha dentro se le vuelve llanto.
De: “Fundación de la casa”
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