El chillido de una cococha
es el
silencio de Escuinapa
en esta
copa de luna.
Será
quizá el corazón que palpita en su plazuela
un
palpitar continuo
un
feroz contrapunto de pulso y luz atenuada
que
hace marcar la hora al reloj del ayuntamiento
los
niños en sus triciclos
las
conversaciones ajenas
el
pecado de una pareja bajo el pilar de una iglesia
y esa
cococha que sumida en la palmera da cuerda
a las
campanadas que hacen temblar a la cruz
clavada
en la cúpula.
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