sábado, 17 de marzo de 2018

GABRIELA D’ARBEL






Guarida de insomnios,
siempre la misma hora,
después de cenar algunos adjetivos agrios,

Ahora sin el vecino de al lado
y su perro triturando con sus ladridos
                                                    las veras del sopor.

¿Será posible que duerma?
Alguien, en alguna recámara, pone un
carburador  a su sueño de locos.

[Hay una serenidad paranormal]
Mutismo de fauna noctámbula.

Todo pasa afuera, yo no duermo.
sólo soy testigo de las imágenes arrugadas
de la televisión sobre mi ojo,
de mi desabrido duermevela,
de una correa vacía de ladridos
y en mi oído el grito inesperado
y carcomido del vecino.



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