domingo, 22 de abril de 2018

ADHELY RIVERO





La sazón del hueso



Nada hay especial en las mujeres de la calle.
Nadie sabe sus compromisos ni su salud mental.
La propiedad de sus trajes ligeros, sus zapatillas
de piel importada.
En la casa nos espera la conquista, la mesa
y la sazón del hueso.
Afuera somos intimidados por virus
en los cuerpos divinos.
En los ojos perfectos perdemos la mirada
y la cabeza.
Me cansa el jardín, la electricidad,
los mercados a la hora del sábado.
Las historias de las mujeres de la calle son
como el fútbol, aburridas,
siempre repiten las mismas jugadas.
O las carreras de caballos, sólo gana uno.
Aunque parezcamos un animal de zoológico
en la casa,
nada es comparable a la vida secreta,
sagrada de los ciudadanos.


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