lunes, 11 de junio de 2018

RAMÓN MARTÍNEZ LÓPEZ





Inmortalidad en el beso

Sólo quien ha besado sabe que es inmortal
Raquel Lanseros



El cuerpo nos recuerda lo que fuimos
con sus prisas ajenas y silencios.
Las flores seducen la mirada,
nos alejan de los grises
de la pátina del tiempo.
Hay lunes que sonrojan las mejillas
con secuencias de piel sobre el invierno.
Las caricias están en la otra esquina,
deambulando incansables por tu sueño.
Somos aire que acaricia los contornos
y semillas acunadas por el viento.
Incertidumbre somos
y pasajeros borrosos del recuerdo.
Manos cansadas que buscan temblorosas
los perfiles lejanos del encuentro.
Inconstantes somos
y, a pesar de los pesares, fuego.
Juguetes rotos que anhelan ser mañana
extraños en las playas de febrero.
Un lunar en tu falda
y su derribo.
Un punto, en tu cuaderno,
Secuencias de piel sobre el invierno
suspensivo.
Unos ojos.
Sus contrarios.
Hielo en el estío.
Al menos, eternos en el beso.
Inmortales lenguas de rocío



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