Estrella cercana
Miguel
Ángel Estrella brinda un recital para los presos alojados en la Cárcel de
Chimbas
Miguel
Angel ofrece un repertorio de música clásica y conversa
Sobre
el pasado
Estrella
les cuenta y viaja a 1976
Cuando los
militares le martillaban las manos y amenazaban con cortarle los dedos
“por el
hecho de ser pianista” le decían
Por
aquel entonces sintió que Dios le hablaba y le pedía no morirse
Y así
sobrevivió al Mal
Y así
los conciertos de piano para Estrella empezaron en el exilio
Primero
en las cárceles de Francia en 1982
Y más
tarde en villas, pobreríos, cárceles, fábricas Argentinas
“La
música salva” dice y siente Miguel Ángel al medir el horror por distancias
Hasta
que cuatro décadas después desembarca en Chimbas
Toca
Bach y recuerda cuando… alguien entre los presos espectadores interrumpe…
Pide
prestado su lugar al ejecutante para recordar un tango y “adelante, como no…”
Cede el
amable Estrella
Entonces
la música comienza atonal y chirría espantos
En la
voz o susurro del capitán Nazi Wilm Hosenfeld
Grita
al pianista Wladyslaw Szpilman que toca como poseso en el Gueto
Pero no
el “Nocturno en cis moll” de Chopin
Los
gritos de ultratumba de la desaparecida Marie Anne Erize
Piden clemencia
en la ESMA
Y los
dedos gráciles de Estrella que se arrastran cada vez
Más
toscos aplastados por el martillo de las brujas que no quiere a Dios ahí
Y los
presos de Chimbas espectadores alucinados de esa musiquilla infernal
Ven al
concertista cuando se le salen las falanges
Y al
Asesinato
Ya no
convertido en una de las Bellas Artes
Tras el
réquiem
El
solicitante descolocado como Diablo de Chimbas
Levanta
su rostro y se para
Busca
tenderle la mano al impertérrito Estrella
“Me llamo Jorge Olivera, soy un preso
político…
…
gracias por prestarme su piano”
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