Tenía
el espíritu en pausa
y las
uñas pintadas
como
una niña que juega
o algún
ahogado
-si me
cortas las manos te compro un vestido
quiero
quedarme así
ir
enfriándome por dentro-
antes
de los quince
nunca
maté a nadie
disfrutaba
esa suerte
después
hubo que salvarse
encontrar
al enemigo en la probeta
sacrificar
a la madre
que me
crecía en los pechos
-si me
das un sedante hablaré bien de ti
allá
en el
infierno-
No hay comentarios:
Publicar un comentario