martes, 4 de diciembre de 2018

LUIS GARCÍA MONTERO





Canción sin nadie



En el décimo B
no amanecen los días y las noches
ya no tienen un sueño para el amor o el miedo.

Tras las ventanas sucias,
de la mujer ausente nadie sabe.
Sus paredes la dan por desaparecida.

Una mujer ausente
y el cisne negro de la soledad
que se posa en un lago de luz desalquilada.

Ya nadie sabe nunca.
Pero alguien que pasa sin saber
piensa que el viento flota con olor a cerrado.

Sol de los vertederos, animal sin orgullo
que lames las montañas
de papeles heridos y de palabras secas,
con tu docilidad de botella vacía,

eres el dueño del amanecer.

Viejo sol humillado
entre las vigas del crepúsculo
para que giren a tu alrededor
la ley de lo podrido, la memoria y el fango,

eres el dueño del amanecer.

Sol de las vías muertas,
tan hostil a las ruinas con infancia
como un caballo de cartón inmóvil
bajo los utensilios que buscaban el óxido,

eres el dueño del amanecer.

Y por el caos de tus aguas
navega el cisne oscuro
que no conoce la melancolía.



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