Canción sin nadie
En el
décimo B
no
amanecen los días y las noches
ya no
tienen un sueño para el amor o el miedo.
Tras
las ventanas sucias,
de la
mujer ausente nadie sabe.
Sus
paredes la dan por desaparecida.
Una
mujer ausente
y el cisne
negro de la soledad
que se
posa en un lago de luz desalquilada.
Ya
nadie sabe nunca.
Pero
alguien que pasa sin saber
piensa
que el viento flota con olor a cerrado.
Sol de
los vertederos, animal sin orgullo
que
lames las montañas
de
papeles heridos y de palabras secas,
con tu
docilidad de botella vacía,
eres el
dueño del amanecer.
Viejo
sol humillado
entre
las vigas del crepúsculo
para
que giren a tu alrededor
la ley
de lo podrido, la memoria y el fango,
eres el
dueño del amanecer.
Sol de
las vías muertas,
tan
hostil a las ruinas con infancia
como un
caballo de cartón inmóvil
bajo
los utensilios que buscaban el óxido,
eres el
dueño del amanecer.
Y por
el caos de tus aguas
navega
el cisne oscuro
que no
conoce la melancolía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario