Transparencia
Todos
los atardeceres la mujer se sienta en el patio de la casa. Si alguien la
acompañara vería como su cuerpo se vuelve transparente al compás de la sombra.
Primero surge un mapa encendido de venas y de vísceras, luego, más abajo, una
población de huesos huecos por donde el viento corre como un golpe de música.
La mujer sonríe y levanta un brazo en la noche incipiente. Unos minutos más y se
apagará el resplandor del hueso iluminado por canciones remotas y ocultará la
piel el color de la sangre. Cuando todo concluye, ella guarda la silla bajo el
alero y vuelve a la cocina, llevándose el secreto de la transparencia del
mundo.
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