jueves, 3 de enero de 2019

ANA MINGA





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Ayer fue difícil existir
pesaron las imágenes de la noche
la madrugada amenazó con recuerdos grises
y el día lastimo los pies.
Es complicado vivir tres veces en un solo giro.

Al corazón le dio taquicardia
cuando miro como un excursionista
las sombras que dejo un cuerpo sin norte.

Hubo lágrimas de animal abandonado
que sabia de todas las ausencias
de las disculpas que no sirven para nada.
el tiempo fumo otra vez en las tinieblas
y un niño entendió la moraleja de su cuento:
en uno no existe olvido
pero el resto nos olvida.

El payaso se confundió en plena función
no supo si reían con él o de él
y los aplausos desaparecieron
cuando ya no tuvo su nariz roja.

Luego de la fiesta
el ebrio lloró con todo su cuerpo
mientras el sobrio encontró el punto final
al temblarle las manos.

La llama de la vela no consumió la plegaria
el teléfono no escucho la única llamada.

Me dolieron los huesos
los fantasmas me miraron desde el techo.


Ayer fue difícil existir
mañana ya es hoy
es decir un prematuro ayer.
Es complicado vivir tres veces en un solo giro.



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