domingo, 24 de marzo de 2019

ALFREDO FRESSIA





Imagen digital

A Jean-Francis Aymonier, In Memoriam



En la última foto
beso tu cabeza, enorme
como la de un elefante
(hoy tu cabeza ya no existe más).
Estamos en la soledad de una sabana
(tampoco era el París de nuestra juventud)
Los dos sonreímos, incluso con los ojos.
Mi mentón está pegado a tu cráneo
y tu boca se cierra para respirar
por la traqueotomía.
Ya no esperamos nada, bramamos en el flash,
espléndidos como el orgullo
al borde del abismo.
(Mi boca mortal sigue deslizando
sobre la piel de tu cráneo)
El amor era un arte hecho de polvo y huesos
como nuestras tallas trabajadas en marfil.
Y hoy me resta este poema narrativo
(que apunta la escopeta a los recuerdos
y no acorta mi espera).





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