Mañana
Desperté
con la camisa
manchada
de vino
y
con remordimientos
en
el fondo del bolsillo.
Los
rostros del mundo
me
tienen sordo, aturdido.
El
sol es el enemigo,
el
héroe, el olvido.
Pasos
irregulares
marcan
mi camino,
y
no quiero llegar
a
tu puerta.
Fue
suerte austera
que
en tu pórtico
me
di cuenta:
soy
un estúpido,
o
solo un sinvergüenza.
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