El huevo duro
A
Tomás y Antonieta
De
la cestilla tomo el frágil huevo.
Sobre
la mano pesa su redondo
blanco
sin peso —tan callado y hondo,
tan
oro y ogro como un medioevo.
Con
la cuchara hasta el perol lo llevo
y
el tiempo mido; en el hervor lo escondo
y
miro cómo el miedo baja al fondo;
ser
viejo y duro es un febril renuevo.
Todo
es la blanca forma del espanto.
atrapada
la nuca picadura
y
el gallo a la mazmorra reducido,
es
el huevo la nota de otro canto
y
oro sin ogro guarda la armadura;
mi
cena, el duro huevo envejecido.
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