viernes, 12 de julio de 2019

JOSÉ HOMERO





La noche en minifalda ahoga a los transeúntes

A Ramón Rodríguez



en las calles de incierta geografía
dos piernas como torres paralelas
de aceite ungidas, por la luz roídas,
el cielo nublan, la
                                      noche moldean,
altas, mórbidas, columnas marmóreas
que soportan cúpulas, entreabren grietas;
sinuosos caminos que la fronda oculta
de la luna y su succión de ónice.
Qué cauces, qué arabescos, qué formas de serpiente,
lenguas, ardientes cicatrices, plumas,
escamas y aun escaras toma el aire
cuando su látigo restalla contra
la oscura, brillante vestimenta
y al duro son de cláxones,
improperios, oraciones, llantos,
las nalgas van en ondas internándose
con mi sombra y mil sombras más prendidas
a sus frutos de flor
monstruosa, infame:
sus pies descienden al abismo,
mis pasos alimentan los oceános


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