Solo ante el peligro
Para
hablar de ti no sirve un poema.
Tal
vez una vieja canción del Oeste,
Una
canción que diga de aquel hombre solo
Que
va por el mundo
Jugando
a los vaqueros. Una canción
Que
recuerde las ciudades
Que
el hombre lleva en la memoria,
Donde
siempre hubo un duelo,
Un
bar y una mujer. Una canción
Que
hable de los largos caminos
Que
nunca acaban
Y
el hombre en su caballo
Hacia
cualquier parte.
Nadie
sabe su nombre porque así
Lo
quiso él, aunque, con frecuencia,
En
las noches luminosas
El
hombre eche de menos una palabra
Tierna
y tal vez llore.
Una
canción que diga de la mujer
Que
en cada pueblo deja,
Sentada
en la barra de una cantina,
Recordando
al hombre
Y
sus borracheras de matón
Y
sus agresivos momentos de soledad
Y
sus monólogos agrios con fantasmas
Y
su tierna intimidad al amanecer
Y
su incontenible ansiedad
Por
sentir el pie en el estribo, nuevamente.
Una
canción que hable de ti, Juan
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