viernes, 16 de agosto de 2019

RODRIGO PETRONIO





VII



Los brezos pueden reventar en mi mano.
No lloraré. Porque la mañana retiene la noche.
Y todas las otras formas luminosas.
El lirio desposa al  insecto y lo rechaza.
Soy el dios extranjero, cielo.
Soy el dios desconocido, tierra.
Las reses se dispersan en la campiña blanca.
Pacen su dorso natural. Y siguen.
Martirio y amor en mi renuncia.
Nada queda por la mitad.
Muero apenas en el recuerdo de mi sangre.


De: “Dentro de la estrella blanca”

Versión de Eduardo Langagne


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