lunes, 30 de septiembre de 2019

ÁNGELO NESTORE





Tanatorio

No es una mujer limpiando una lápida,
sino una madre bañando a su hijo. 
Javier Fernández



Cuando exhibís su vestido nuevo, recién lavado,
cuando habláis de su primera palabra, su primer diente,
o dudáis si es mejor darle el pecho o leche en polvo

yo os cogería a todos de la mano,
os llevaría en silencio al velatorio de mi cama,
donde mi hija juega eternamente a hacerse la muerta.
Os mostraría el color de sus ojos fingidos,
su cara hinchada de sueño acumulado,
los dedos arrugados, el pelo limpio,
tras bañarla cada noche con esmero.

Miradme. Yo también soy un buen padre.



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