Gitana azul
Hace
mucho fui gitana azul,
tiré
mis cartas con la mano izquierda,
mientras
la otra tocaba con desprecio tu recuerdo.
Cadenciosos
futuros reverberaron en mis labios
y
el sol de marzo calentó mis andariegas manos
que
me condujeron al viejo edificio de tu cuerpo.
Ayer,
fui una iglesia colmada de oraciones,
un
ángel cercando el cuadro de mi santo preferido,
-“San
Judas Tadeo, en ti confío mis secretos”-
mi
moral sujeta con alambres ortopédicos
porque
este amor que por él siento
es
un disfraz de noche de espantos mal cosido.
Hoy,
tú eres ave carroñera despavorida tras los restos,
que
me busca fuera y dentro de sus delirios,
entre
las letras del teclado
donde
a veces soy luminoso texto,
otras
oscuridad de invierno
pero
nunca la misma.
Mañana
seré cirquera,
prestidigitadora,
¿y
tú? una ronda de poemas
tirados
por esta talladora de la vida,
entre
los versos de mi último libro.
En
el futuro serás ni 2 segundos por teléfono.
De: “Consagración de la piel”
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