Pon
de pie la palabra y el olvido,
porque
el tiempo es el eco de la ausencia,
de
las luces que fijan la distancia,
sobre
el pretil del cielo prorrumpido.
Como
al paso la sangre que perdura,
la
letra que llegando se diluye,
permanece
al morir en lo que fluye,
muy
tarde y al final con amargura
en
el horror de ser sin ataduras,
serás
artífice que se destruye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario