martes, 18 de febrero de 2020

GUSTAVO ADOLFO VILLALPANDO






Pon de pie la palabra y el olvido,
porque el tiempo es  el eco de la ausencia,
de las luces que fijan la distancia,
sobre el pretil del cielo prorrumpido.

Como al paso la sangre que perdura,
la letra que llegando se diluye,
permanece al morir en lo que fluye,

muy tarde y al final con amargura
en el horror de ser sin ataduras,
serás artífice que se destruye.



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