El pasadizo
Llegó
un tiempo en que añorábamos
los
bancos plenos de anguila y las dunas
de
una playa del norte, con sus algas y aves marinas,
sus
pastos enloquecidos de tanta agua salada
derramándose
por los diques para asegurar
el
premio al reino de los humildes.
Esa
fue toda la esperanza que los más puros
y
los más tristes estaban dispuestos a recibir.
Desde
esas escenas emergió, no de una concha,
sino
lamida por los fríos y empapados fuegos fatuos,
ángel
de la última oportunidad,
mostrándonos
los peces en la roca,
la
ternura silvestre del helecho.
Ese
día, el golpeteo de las piedras
cuando
nos deslizábamos fue un sermón
acerca
de la conciencia y el alivio:
sus
lágrimas, un ciervo fascinante
en
la escena de la catástrofe.
De: “Station Island”
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