Ahora las sombras se extienden con
debilidad
Ni
muerte de la aurora ni triste postración.
Esta
suave charamusca, suaves engendros que desisten.
Rápidos
goces y recelos para un
día
desnudo. Barcos cargados se
someten
a la asamblea sin rostro de la niebla
para
despertar los mercados silenciosos -Veloces, mudas
procesiones
por grises desvíos… Sobre este
cobertor,
hubo
súbito
invierno a la muerte
del
solitario trompetero de la aurora. Cascadas
de
blancos pedazos de pluma… pero ello decidió
un
rito banal. Conciliación salvajemente
exitosa,
primero
el
pie derecho para el júbilo, el izquierdo para el pavor.
Y
la madre suplicaba, Hijo
Jamás
camines
cuando
el camino aguarda, hambriento.
Viajero,
debes proseguir al alba.
Te
prometo prodigios de la santa hora
Presagios
como el aleteo del gallo blanco
Perverso
empalamiento -Como quien desafiara
las
iracundas alas del progreso del hombre…
Más,
¡semejante espectro! Hermano
Mudo
en el sobresaltado abrazo de
tu
invención -Esta mueca de burla
esta
contorsión cerrada – ¿Soy yo?
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