Entre
a D.
Filosofov
En
la noche las ramas se ennegrecen
y
se escucha el susurro de la corriente.
Me
hamaca solo una red de aire,
tan
lejos de la tierra como del cielo.
Abajo,
el sufrimiento y arriba lo que entretiene,
tanto
pesa el dolor como la alegría.
Las
nubes delgadas y rizadas como niños
y
las personas penosas y malas como animales.
Siento
lástima por las personas y vergüenza de los niños,
aquí
no me creen, allí no me comprenden.
Abajo
es amargo y arriba, ofende…
Y
en esta red, ni bajo ni subo.
Vivan,
personas y jueguen, niños,
mientras
me hamaque a todo le diré que no.
Solo
me asusta pensar cómo recibiré en la red
el
cálido amanecer terrestre.
Y
el vapor amanecido, vivo y extraño,
se
eleva desde abajo,
¿permaneceré
hasta el alba en esta red?
Sé
que el sol me quemará.
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