Suicida
Tal
vez atisba Dios por la ventana,
tal
vez, no sé, pero si al golpe dado
irrumpe
desde el cielo amoratado
y
sobreviene, luz de la mañana,
no
era Dios, no, sólo era el sol. Campana
saluda
al resplandor que ha revelado
tu
bronce al ojo muerto, rezagado
aquí
en la noche no divina, humana.
Aquí
en la noche nuestra, en otro plano
sideral
que no vemos, una mano
se
alza de pronto brusca y todavía,
en
otro cielo, en otra esfera ausente,
la
mano interminable desafía
la
eternidad de Dios, eternamente.
De: “Sonetos con
Infinito”
No hay comentarios:
Publicar un comentario