LXXXVI
Si
me preguntáis el gran tormento que paso,
pasa
tan fuerte, que me impide decir qué paso,
y es
de admirarse, pasándolo, que no me traspase
la
ingratitud, llevándome el contrapaso.
No
retraeré de vuestro amor un paso,
pues
en seguiros, honesta, medro;
mas si
me hace contraste la razón, desmedro,
y me
es el mundo, sin vos, un don escaso.
Paso,
penando, un río de muerte, el día,
y,
en ser por vos, me duele hacer corto camino.
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