domingo, 15 de noviembre de 2020

MIHAÏ BENIUC

 

 

 

La naturaleza habla 




Cuando lloras, soy prado cuajado de rocío, 
cuando tú ríes, soy la más feliz cascada, 
a la noche, yo soy para ti luna nueva, 
soy viñedo, en otoño, de sazonado fruto. 
Si tú llamas, respondo lo mismo que la gruta 
con una voz en ondas repetidas; 
de cuanto tú me dices no olvido una palabra, 
hasta cuando parezco a veces estar muda. 
Cuando tu boca está cargada de amargura, 
sobre tu labio exprimo el dulzor de las flores; 
cuando tu corazón es un carbón, 
yo pongo en tu deseo los diamantes 
que cortan el cristal de las tinieblas 
que te cercan y hacen levantar 
una llama en las cimas de la nieve, 
para que al subir veas y oigas cómo se calla 
la eternidad velando tu camino 
cuando estás explorando el universo. 
Yo soy la cuna de tu infancia y soy 
la urna de la hora de la angustia, 
esa última que queda 
cuando del hoy te pasas al mañana. 
Sé tú el vuelo que sube de la arcilla, 
sé tú la antorcha que en sí misma arde, 
sé tú canto e impulso hasta el final, 
sé tú el alba sin desfallecimiento 
que escoge en su crepúsculo los nuevos 
ojos que miran ante sí guardando, 
sé tú venablo de estrellada punta 
que va el amor llevando por el mundo.

 

Versión de Rafael Alberti y María Teresa León

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