miércoles, 25 de noviembre de 2020

OSIP MANDELSTAM

 

 


 

EL OÍDO AFINADO dirige la vela sensitiva,

La mirada dilatada se despobla

Y un coro enmudecido de pájaros nocturnos

Atraviesa el silencio.

 

Yo soy tan pobre como la naturaleza

Y tan simple como el firmamento,

Y mi libertad es tan quimérica

Como el canto de los pájaros nocturnos.

 

Yo veo al mes inanimado

Y al cielo más muerto que el lienzo;

Y acepto del vacío

¡Su mundo enfermo y extraño!

 

 

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