Escritura
Todo
comienza con la ilusión de un comienzo. Estás sentado. Sabes que alguien te
mira pidiendo cuentas de tu inmóvil pretensión. Los cubiertos sucios sobre el
plato atrapan la veleidosa vigilancia que te acompaña. Te reconoces juzgado.
Expías tus culpas sin confesor ni confesionario. Te apuras en tragar la hostia
sin rezos previos. Sigues allí como si nada: tratando de decir de casi nada
casi algo. El tiempo pasa y tú pasas con él, como al comienzo: con la ilusión
de un comienzo.
De: “Un sobre sin abrir”
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