jueves, 10 de febrero de 2022

ANDRÉS HENESTROSA

 

 

La sirena del mar



La noche del 24 de diciembre es noche providencial, milagrosa. Cuando niño —porque hay niñez allí donde reinan los cuentos—, salía a caballo a recorrer la playa para ver salir a la media noche a la sirena del mar, para escuchar su canto, revuelto con los tumbos y retumbos de las olas. Tal vez por la canción del mar; acaso porque nos faltara virtud; o porque algunos de los ritos no se cumplían debidamente, nunca la vimos ni oímos su cantar. Sólo la canción del mar, sólo el cabeceo de las olas, su propio cabrilleo. Yo la vi y oí una vez, pero se me ha olvidado…

 

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