XXXIX
Nada
desaparece para siempre, resiste en algún sitio, alguna fotografía, algún
colgante o carta de despedida, cualquier cosa como una puerta entornada de
regreso. Nada desaparece del todo, aunque esté vacío su lugar y no podamos
alcanzarlo, sigue ahí, de alguna forma, consolando tanto vacío absurdo y
pérdida sin sentido. Nada en esta vida muere por completo, permanece en algún
lugar de nosotros. Aún somos su último aliento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario