domingo, 10 de julio de 2022

JO SHAPCOTT

 

 

El umbral

 


Todo el día estuve esperando a las lágrimas, ansiando su salida,

pero no hubo lágrimas. Toqué mis pestañas

y el agua de mis ojos no era agua sino ala y pelaje,

estaba llorando abejas. Abejas en mi rostro,

en mi cabello. Había abejas transitando

por mis oídos, obreras aterrizando en mi lengua

bailando su danza de abejas mientras sus hermanas

se enjambraban alrededor para aprenderla. Penetré

también su lenguaje, aquellos zigzags y ciclos y trayectos,

todo el maldito catálogo de contoneos.

Hay tantos tonos en la geografía del néctar,

en la astronomía del polen. Tienen que creerme,

aunque mi boca lo empolvaba todo de amarillo

con su polen, yo profería abejas, respiraba abejas.

  

Versión de Violeta Orozco

 

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