lunes, 26 de septiembre de 2022

DOMINGO ALFONSO

 

  

La primera novia

 

 

Hoy vi la novia que primero quiso
mi ardiente fantasía de muchacho,
entre el alba y la noche; yo borracho
queriendo desnudar su cuerpo liso.

Y vinieron de golpe mis recuerdos...
mi niñez, el ingenio... Muchas vacas,
el patio del vecino con los cerdos
¡y aquella niña de las piernas flacas!

La burla del apodo
dicho a las gentes... la niñez de ayer
pasando ante mis ojos; la mujer
cercana y su mirarme de aquel modo.

Tomamos en silencio algunas copas...
y horas más tarde, en la habitación
de un hotelucho nos miramos con
los cuerpos abrazados y sin ropas...

Pasó... lo de costumbre:
dos con ansia, febriles, poca lumbre;
al cabo dijo con alguna pena
unas frases en torno de una cena.

Y mi cartera exigua
puso en su mano triste, dos o tres
pesos azules... Ella rió y después,
la vi mirarme con mirada ambigua.

Algo me dijo. Con su extraño modo
se marchó de la alcoba...
en su estela un perfume de caoba
y mi turbia mirada de beodo.

Después, cuando se van
los cúmulos tiñendo de azafrán,
me marché de aquel sitio: la impoluta,
mi novia de la infancia... ¡Prostituta!

La recordé aquel año
callada en el pupitre, todavía
peinando trenzas... ¡Pero me hizo daño!
Quise gritar, llorar. ¡Y no podía!

  

De: “Sueño en el papel”

 

 

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