La
primera novia
Hoy
vi la novia que primero quiso
mi ardiente fantasía de muchacho,
entre el alba y la noche; yo borracho
queriendo desnudar su cuerpo liso.
Y
vinieron de golpe mis recuerdos...
mi niñez, el ingenio... Muchas vacas,
el patio del vecino con los cerdos
¡y aquella niña de las piernas flacas!
La
burla del apodo
dicho a las gentes... la niñez de ayer
pasando ante mis ojos; la mujer
cercana y su mirarme de aquel modo.
Tomamos
en silencio algunas copas...
y horas más tarde, en la habitación
de un hotelucho nos miramos con
los cuerpos abrazados y sin ropas...
Pasó...
lo de costumbre:
dos con ansia, febriles, poca lumbre;
al cabo dijo con alguna pena
unas frases en torno de una cena.
Y mi
cartera exigua
puso en su mano triste, dos o tres
pesos azules... Ella rió y después,
la vi mirarme con mirada ambigua.
Algo
me dijo. Con su extraño modo
se marchó de la alcoba...
en su estela un perfume de caoba
y mi turbia mirada de beodo.
Después,
cuando se van
los cúmulos tiñendo de azafrán,
me marché de aquel sitio: la impoluta,
mi novia de la infancia... ¡Prostituta!
La
recordé aquel año
callada en el pupitre, todavía
peinando trenzas... ¡Pero me hizo daño!
Quise gritar, llorar. ¡Y no podía!
De: “Sueño
en el papel”
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