Camarada
gorrión
Te
he visto en las mañanas frías del invierno
aletear
humilde en el esquema de una rama,
desde
los árboles desnudos, solos,
y
eras la cifra audaz del nuevo día.
Posado
en un balcón te he visto
con
tu mínimo canto sin adornos,
pero
más resistente que la noche
y
frágil como todos los hijos del oxígeno.
En
urbanos jardines casi muertos,
donde
el insomnio de las horas pone un huevo gris
para
los viejos melancólicos,
y en
el alegre patio de una escuela.
Te
he visto compartir las migas de mi pan,
jovial
como si fueras camarada agradecido.
Y de
ti aprendo a ser instante breve de una luz
que
llega, y pasa, y hace daño, y es hermosa.
De:
“Protesta y alabanza”
No hay comentarios:
Publicar un comentario