Protesta
y alabanza
Este
triste y colérico consuelo
(algo
así dijo Geoffrey Hill que es la poesía)
reúne
luz y sombras en la página,
incendia
la memoria con sus músicas
y
excava las raíces de un jardín inverso.
Busca
la duración,
pesa
sílabas y alza imágenes sutiles,
pero
nos deja intacto el daño de los días
y
jamás restituye,
pleno,
aquel
instante en que supimos un desnudo,
la
rosa del amanecer en esos labios,
todos
los sueños de la juventud insumisa.
Solo
protesta y alabanza caben
(palabras
que escribió Sophia de Mello)
en
su recinto exacto,
aquí
donde la vida comparece
como
un eco lejano,
casi
desvanecido,
con
su rastro de amor y nada.
De:
“Protesta y alabanza”
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